Publicado el: 16/01/2010 / Leido: 10589 veces / Comentarios: 0 / Archivos Adjuntos: 0
Fuente: http://www.amazings.com/
Los científicos pueden no ser capaces de adivinar un buen libro por su cubierta, pero ahora sí pueden determinar, a través del olor, en qué condiciones de conservación se encuentra un libro viejo.
Un grupo de expertos ha desarrollado un nuevo análisis que puede medir la degradación de libros antiguos y documentos históricos sobre la base de su olor. La prueba"olfativa", no destructora, puede ayudar a bibliotecas y museos a preservar una variada gama de objetos de gran valor hechos de papel, algunos de los cuales están degradándose rápidamente debido a su gran antigüedad.
Matija Strlic y sus colegas hacen notar en el estudio que el bien conocido olor a moho que emana de un libro antiguo cuando sus lectores lo hojean, es el resultado de cientos de los llamados compuestos orgánicos volátiles (COVs) que emanan del papel.
El aroma de un libro viejo es familiar para todos los usuarios de una biblioteca tradicional. Este inconfundible olor es tan propio del libro como su contenido. Es el resultado de las emanaciones de varios cientos de COVs procedentes del papel y de todo el objeto en general. La mezcla particular de compuestos es la consecuencia de una red de vías de degradación, y depende de la composición original del objeto, incluyendo el sustrato de papel, la encuadernación y otros elementos.
Esas sustancias volátiles portan pistas sobre la condición del papel. Los métodos convencionales para analizar los materiales de las bibliotecas y de los archivos incluyen, entre sus pasos, cortar trozos del documento y estudiar esas muestras con el equipamiento tradicional de laboratorio. Pero con esta manera de trabajar siempre se daña al objeto en estudio.
La nueva técnica analiza los gases emitidos por los libros y documentos viejos, sin alterar a los objetos. Los científicos la utilizaron para"olfatear" 72 documentos históricos de los siglos XIX y XX. Identificaron 15 COVs que parecen ser buenos candidatos a marcadores para determinar el grado de degradación del papel con el propósito de optimizar su preservación. El método también puede ayudar a conservar otros objetos de interés histórico.