Publicado el: 04/11/2008 / Leido: 10840 veces / Comentarios: 0 / Archivos Adjuntos: 0
Emilia Currás
Fuente: Documentalistas.org
La Sesión Especial dedicada a la profesión del documentalista celebrada en el marco del congreso IBERSID, organizado por Javier García Marco en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, donde se hizo hincapié en la crisis que sufren estos profesionales, más bien que sufrimos, me ha sugerido una serie de comentarios y reflexiones.
Sí que es cierto que los documentalistas estamos pasando por un período agudo de crisis de identidad y de inseguridad en cuanto a nuestro quehacer en la sociedad y en el marco de nuestra posición en el mercado de trabajo.
En realidad la crisis empezó cuando la primera industria, o centro de investigación, necesitó alguien que le buscase la documentación e información necesaria para realizar su trabajo. Este alguien, este individuo, debería ser una persona que conociese el tema en el cual la tal empresa o centro de investigación, realizase sus tareas acostumbradas. Y así surgió un profesional especializado en el tema de trabajo, que debería adquirir unos conocimientos adecuados al manejo de la documentación e información requeridas.
Este profesional no tenía cabida en ningún estamento establecido, por lo que quedaba descolgado del ámbito laboral. En la práctica, como solían tener una formación académica, se les encuadró entre los técnicos con titulación superior, con la categoría de ingeniero, físico, químico, etc. En Europa, su denominación parecía estar clara, eran "documentalistas". En los países anglosajones y americanos no se acertó a encontrar una denominación adecuada y, aún hoy, no se ha encontrado. La designación de "information scientist" surgió más tarde, cuando estos profesionales fueron adquiriendo una identidad independiente, cuando se crearon las escuelas y facultades que organizaban, en sus planes de estudio, temas para su formación en el manejo de la documentación y la información.
A mi modo de ver, la unión con los bibliotecarios y archiveros ha supuesto una rémora en el desarrollo de los documentalistas. Bien es verdad que tienen muchas funciones comunes, tales como la localización, clasificación y difusión de la información, contenida en los documentos utilizados. Pero eso ha supuesto un cierto estancamiento, en lo que puede ser su visión de futuro. Se ha estado siempre con la mente puesta en el mantenimiento y localización de la información.
En América, de Norte a Sur, las bibliotecas tenían una función social, de ayuda al ciudadano, de ahí la cierta similitud con los profesionales de la información. De ahí, también, su ubicación junto con los bibliotecarios y archiveros. En Europa las bibliotecas han venido siendo lugares más estáticos, muy ocupados en el mantenimiento de los documentos, ya fueran libros o documentos de archivo. Bueno, quizá, por similitud de tareas los documentalistas se asemejaron y se unieron a los bibliotecarios y archiveros.
En el plan de la UNESCO, del que yo participé, suponía ser una sólo profesión con tres categorías diferentes; pero aun, sin una denominación comprometida y definida.
Aquel plan quedó ampliado en un "Documento Base para planificar la formación de los documentalistas y su posición en la vida laboral". Allí yo hice un estudio minucioso de todas las posibilidades posibles para coordinar formación y profesión. Allí se abogaba por el "auxiliar documentalista" y por el "profesional con estudios académicos superiores", que luego, mediante unos cursos breves en Ciencias de la Documentación, pudiese ocupar puestos de trabajo en lugares, tales como, Hospitales, empresas químicas, despachos de abogados, etc.
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