Publicado el: 08/02/2012 / Leido: 10838 veces / Comentarios: 0 / Archivos Adjuntos: 0
Fuente: http://www.larazon.es/
La casualidad ha hecho que en las últimas semanas se hagan públicas diferentes grabaciones relacionadas con la última parte de la vida del presidente John F. Kennedy. Si hace poco la biblioteca que lleva su nombre desclasificaba diferentes documentos sonoros, todos ellos conversaciones mantenidas en el Despacho Oval poco antes del fatídico viaje a Dallas, estos días los Archivos Nacionales de Washington han revelado dos horas y media de grabación en el Air Force One, el avión presidencial, durante el vuelo que trasladó el cadáver de Kennedy hasta la capital de Estados Unidos y en el que Lyndon B. Johnson juró su cargo como nuevo presidente.
Hasta la fecha se contaba solamente con unos 40
y pocos minutos conservados en los archivos de la Lyndon B. Johnson Library. Lo
que ahora sale a la luz extiende ese tiempo hasta las dos horas y 22 minutos. El
documento permanecía entre los efectos personales de uno de los asesores
militares de Kennedy y Johnson, el general Chester Clifton, fallecido en 1991.
En el momento del asesinato, Clifton fue uno de los responsables de poner en
marcha la maquinaria relacionada con la seguridad nacional que, como se ha visto
posteriormente, fue uno de los terrenos más fértiles para las futuras teorías de
la conspiración.
La grabación del militar
ha permanecido durante todo este tiempo en manos privadas. Forma parte de la
colección de la firma Raab Collections, especializada en documentos y autógrafos
históricos. Se pide medio millón de dólares por las cintas originales, aunque
una copia ha sido depositada en los Archivos Nacionales y puede escucharse
íntegramente en la página web de esta institución.
El avión presidencial fue uno de los muchos escenarios
del caos tras confirmarse la muerte de Kennedy. Johnson se negaba a salir de
Dallas sin el cadáver de su antecesor, algo que provocó que los médicos de la
capital tejana no pudieran practicar, como dice la Ley, la autopsia al
presidente. Por eso, muchos han visto en los actos de Johnson una especie de
huida del lugar del crimen. Las cintas reflejan algo de todo eso, aunque no se
puede escuchar, por ejemplo, la voz de otros protagonistas de ese día, como
Jacqueline Kennedy.
En una caja
pesada
El Air Force One estuvo
en contacto con la Sala de Situación de la Casa Blanca y con otro avión en el
que viajaban miembros del gabinete presidencial de vuelta de Tokio, entre ellos
el secretario de Estado Dean Rusk. Hay otro detalle interesante, como son las
peticiones de localizar con urgencia al jefe de Estado Mayor de la Defensa, el
general Curtis LeMay, uno de los más notables enemigos en el Pentágono de los
Kennedy.
Por las grabaciones podemos
saber que Rusk preguntó qué había pasado exactamente, cómo había sido asesinado
el presidente. «Aparentemente dispararon a Kennedy en la cabeza», contesta una
voz masculina desde la Sala de Situación de la Casa Blanca, añadiendo que «cayó
boca abajo en el asiento trasero del coche. Había sangre en su cabeza. La señora
Kennedy gritó"¡Oh, no!" y trató de levantar su cabeza».
En la copia sonora de la LBJ Library habían desaparecido
todas las menciones a LeMay, lo que ha abierto no pocas sospechas. Gracias a
Raab Collections y a los Archivos Nacionales ahora conocemos algo más. Uno de
los ayudantes del general, el coronel Dorman, se puso en contacto con la Sala de
Situación de la Casa Blanca, asegurándoles que LeMay estaba volando en un avión
C-140, cuyos tres últimos números eran 497 y cuyo nombre en clave era «nieto».
Dorman aseguraba en la grabación que «quiero hablar con él. Cualquier retraso,
sería demasiado tarde».
Otra de las voces
en el Air Force One es Jerry Behn, responsable del Servicio Secreto, encargado
de la seguridad del presidente. A lo largo de una conversación privada, Behn
preguntaba sobre la disposición del cadáver del presidente. Se le contestó que
tras el aterrizaje el cuerpo sería trasladado en helicóptero hasta la base naval
de Bethesda, donde se le practicó la autopsia. Una voz respondió que el cuerpo
estaba guardado en una caja pesada, por lo que aconsejaba una ambulancia en vez
de un helicóptero.
El registro sonoro
también permite conocer la llamada que Johnson hizo a Rose Kennedy para darle el
pésame por la muerte de su hijo. «Rezo a Dios para preguntarle si hay algo que
pudiera hacer por usted. Quiero decirle que estamos de duelo por usted»,
afirmaba Johnson. La matriarca replicó agradecida porque «sé que usted quería a
mi hijo y mi hijo le quería a usted».
Lo
que no se recoge en las cintas es un hecho llamativo. Sentada entre ese caos,
Evelyn Lincoln, la secretaria de JFK, redactó para ella una hoja con los
posibles sospechosos del asesinato. Hay muchos nombres, como el KKK, Nixon,
Diem, Hoffa o la CIA, pero quien encabeza este peculiar listado es
«Lyndon».
«No hay final»
La lista de los sospechosos contiene una nota. Evelyn
Lincoln escribía en ella que «no hay final para una lista de sospechosos de
conspirar en el asesinato del Pres. Kennedy. Muchas facciones tenían motivos
para desear la muerte del joven presidente». El manuscrito se subastó esta
semana.