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Gunnar Mendoza, el guardián de las letras de nuestra historia


Supo entender el mensaje de su padre y prolongó la vida de éste durante su existencia, y aún hoyEn 1924, cuando Gunnar Mendoza tenía ocho años de edad, su padre, el preclaro Jaime Mendoza, le dedicaba su libro "Chuquisaca" con estas palabras: "Hijo mío: tú que como yo tienes alma de montañés y hallas los más íntimos gozos en la contemplación de los agrestes paisajes de nuestra amada tierra boliviana: tú que empiezas ya a dirigir también tus ojos infantiles, con aire de nostalgia y amartelo hacia esos otros paisajes del pasado remoto y brumoso de nuestra historia.
Hijo mío: cuando mañana pasees esos mismos ojos en las páginas que escribió tu padre quizá atropelladamente, acaso con frecuentes descuidos, bajo el apremio de las horas febriles que pasan entre mil preocupaciones (...) quiera Dios que entonces tus manos listas y ágiles, bajo la inspiración de tu alma buena y de tu cerebro selecto, acaben de trazar en el papel las páginas que yo dejo en blanco. Sé mi prolongación también en esto. Hónrame. Hazme vivir".
El historiador Alberto Crespo Rodas lo comentó el 7 de febrero de 1986 cuando la Universidad Mayor de San Andrés declaró "Doctor Honoris Causa" al entonces director del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB), Gunnar Mendoza.
Crespo, con acierto, consideró que no fueron palabras escritas en vano porque Gunnar Mendoza las convirtió en un mandato inexorable y, para cumplirlo, no buscó los planos sospechosos de la figuración sino el ámbito silencioso y umbrío de la Biblioteca y el Archivo Nacionales, para convertirse con una tenacidad sin pausa en el responsable de esos nobles materiales de la cultura.
Crespo hace referencia a una tradición que emergió de don Gunnar cuando los vecinos de Sucre ponían sus relojes a la hora al ver pasar al historiador todas las mañanas y tardes camino a la ABNB.
"El historiador ha tomado la plaza acéfala del archivista; pero no la ha hecho con una actitud de resignada humildad, sino convencido de que el funcionamiento eficiente del Estado boliviano, que al final no es sino una empresa, es inconcebible sin tener los papeles en orden, si es que se quiere aprovechar estudios y experiencias pasadas para avanzar hacia el futuro con seguridad y no a tientas partiendo siempre de fojas cero", añadió Crespo.
Gunnar Mendoza contribuyó a difundir en Bolivia la nueva concepción archivística mundial, de olvidarse del archivo como repositorio exclusivo para el estudio histórico y, en su lugar, tomarlo como un instrumento eficaz para afrontar las instancias del porvenir de nuestra colectividad.
"No ha ejercido Mendoza la cátedra formal, con clases magistrales; sin embargo, su docencia ha sido de todos los días. Sus alumnos no sólo están dispersos en las universidades, bibliotecas o archivos de Bolivia, sino también en el extranjero: Estados Unidos, Argentina o el Perú, desde el alumno que estudia historia o una disciplina vecina, antropología o sociología, hasta aquel que está empeñado en dilucidar un problema de información del siglo XVI o en la época actual", subraya Crespo en aquella oportunidad.
"Gunnar ha sido su prolongación, lo ha honrado "como él quería" y ha escrito las páginas que su padre dejara en blanco. Ha guardado una sagrada fidelidad a es conmovedor mandato de inacabable significado a pesar de estar encerrado en tan pocas palabras", sentenció.